Hace unos años el Centro de Investigación era un lugar curioso, en el que unos cuantos chiflados, como Flippy del hormiguero, hacían experimentos, se entretenían y de vez en cuando hacían algo que mejoraba algún proceso de las refinerías haciéndolo más rentable. En definitiva, un sitio que costaba dinero y que daba los dolores de cabeza justos, ni más ni menos que cualquier otro centro. Todo esto teniendo en cuenta que cuando se inauguró allá por el año 1975, en el polígono industrial de San Fernando de Henares II, no había nada. Bueno, si que había algo: campo, y delincuencia. Varios trabajadores del Centro os podrían contar historias "curiosas" de esos años y de como vieron crecer el poligono, transformarse el campo que los rodeaba en calles y naves industriales.
Ahora, en el año 2009 el Centro de Investigación sigue siendo un lugar curioso y nuevo, que sirve para enseñar lo modernos que somos y dar muchos cursos y presentaciones en sus salas de reuniones, en el que los chiflados siguen con sus experimentos y tratan de mejorar los procesos de las refinerías y dar apoyo a las mismas. Un sitio que cuesta dinero, pero que se ha revuelto y ha plantado cara cuando les han trasladado a un lugar que es de más difícil acceso, en el que el transporte público no llega, en el que no hay nada salvo campo (34 años después la historia se repite en parte), en el que se les obliga a seguir unas normas impuestas por alguien que no ha visto un laboratorio de verdad (salvo en la serie C.S.I) y que no tiene la menor idea de lo que se hace allí ni de como se trabaja. Ahora el Centro de Investigación es un antro de perversión, que ha puesto en evidencia a la empresa, especialmente el día en que una visita importante vió como los trabajadores protestaban y salían a la calle. Eso dejó muy mala imagen y escoció.

Por eso ahora nos ven como unos rebeldes y nos han de vigilar muy de cerca, para que no volvamos a desmadrarnos.
Pero, esto es solo una opinión..., ¿o tal vez no?.